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Conferencia: Psicofisiología afectiva del desarrollo: Comprendiendo la contribución de la regulación autonómica al bienestar social y emocional de los niños

Fecha: 16 de abril 2021

Nombre presentación: Psicofisiología afectiva del desarrollo: Comprendiendo la contribución de la regulación autonómica al bienestar social y emocional de los niños.

Expositor: Dr. Paul Hastings. Profesor de Psicología, Universidad California Davis, Estados Unidos. Licenciado en Ciencias, Facultad de Ciencias, Universidad McGill. Máster en Psicología Experimental, Universidad de Toronto. Doctorado en Psicología Aplicada del Desarrollo, Universidad de Toronto. Experto en el desarrollo del funcionamiento fisiológico, social y emocional desde la primera infancia hasta la edad adulta.

Resumen presentación:

Las emociones refieren a cambios integrativos de los sistemas neurobiológicos, perceptuales, cognitivos y conductuales en respuesta a señales y eventos salientes, que priman al sujeto a responder a estos estímulos de acuerdo a las metas propias. La regulación emocional, por su parte, implica procesos internos, externos, automáticos y deliberados que modifican la experiencia y expresión de la emoción para aumentar el logro de las metas propias en un contexto específico. Como seres sociales, en general las señales y eventos que elicitan emociones y su regulación provienen de otras personas. 

En esta línea, el sistema nervioso autónomo tiene un rol muy importante por varias razones: 1) es uno de los sistemas neurobiológicos más estudiados y las tecnologías para su medición se encuentran dentro de las primeras desarrolladas; 2) es el medio primario por donde el cerebro y el resto del cuerpo se comunican. Tanto el sistema simpático como el parasimpático perciben los estímulos y envían -dentro de milisegundos- la señal a prácticamente todo el cuerpo para ejecutar una respuesta, y luego entregan retroalimentación al cerebro sobre el estado de los órganos corporales.

En términos simples, el sistema parasimpático se encarga de funciones de “descanso y digestión” en el sentido que el nervio vago calma o disminuye la actividad de los órganos y facilita procesos restaurativos, mientras que el sistema simpático tiene la función de “lucha o huida” y activa e incrementa la actividad de los órganos y el arousal. Sin embargo, la función de estos sistemas no es completamente antagonista y se requiere comprender cómo trabajan en conjunto. 

Existe una diversidad de mediciones para estos sistemas, dentro del parasimpático se encuentra la variabilidad cardíaca de alta frecuencia (HF-HRV) y la arritmia sinusal respiratoria (RSA), mientras que para el simpático el período de pre-eyección (PEP) y la actividad electrodermal.

Dentro de los principios de la psicofisiología afectiva encontramos que: a) las emociones y la regulación emocional son procesos dinámicos y por ende la regulación del sistema autónomo también es dinámico, temporal y no lineal; b) Dado que las emociones y la fisiología son respuestas frente a estímulos y eventos, el contexto es muy relevante para entender el significado de sus respuestas y sus implicancias; c) Las relaciones sociales son el contexto de desarrollo y funcionamiento humano; y d) Tanto los niños, como las emociones y la fisiología se desarrollan por tanto se espera que las relaciones entre emociones y fisiología cambien según el nivel de desarrollo.

Las investigaciones en la temática han mostrado diferentes resultados respecto a cuál sería un mejor indicador de regulación emocional a nivel fisiológico. Por un lado, mayor nivel basal de HRV apoya una mejor regulación emocional mientras que menor nivel de HRV basal refleja un menor umbral del arousal emocional. Estudios en adultos encontraron que un nivel moderado de RSA (también indicador de actividad parasimpática) estaría asociado con más respuestas prosociales que aquellos con un nivel bajo o alto. En niños preescolares, se encontró que quienes presentaron un RSA basal moderado mostraban mayor preocupación empática frente a una tarea experimental, mayor auto-reporte de conducta prosocial y empatía, incluso cinco años después, en comparación a aquellos preescolares que presentaron un RSA menor o mayor. Por otro lado, se ha encontrado que adolescentes que tienen un RSA basal moderado presentan mayor conducta prosocial dos años después, expresado en más voluntariado en sus comunidades, y mayor empatía cognitiva en jóvenes que tienen familias con niveles altos de apoyo. Esto sería indicativo que el contexto relacional influencia la expresión de su fisiología.

Otros estudios han demostrado que la actividad del sistema parasimpático moderado se relaciona con conducta prosocial desde la niñez a la adultez, e incluso se asocia a mayor satisfacción con la vida y mejores funciones ejecutivas en la adultez. En la niñez, se encontró que aquellos que presentaban un RSA moderado presentaban menos problemas internalizantes y externalizantes. Además, cuando las madres respondían más frecuentemente de forma negativa a las expresiones emocionales de sus hijos, se presentaban mayores problemas internalizantes y externalizantes sólo si el RSA basal del niño era bajo o alto. Esto sugiere que el RSA basal moderado funciona como “buffer” fisiológico para el desarrollo de problemas internalizantes y externalizantes frente a la socialización negativa de las emociones.

Además, otra investigación encontró que niños con un nivel moderado de balance autónomo cardíaco (balance entre PEP y RSA) donaron más dinero a niños enfermos en hospitales. Pareciera que hay un punto adecuado para la activación del sistema simpático y parasimpático que ayuda a los niños a estar preparados para involucrarse en conductas activas y bien reguladas que beneficien a otros.

Finalmente, un estudio experimental con TMS en adultos (estimulación trans magnética, que desactiva momentáneamente regiones cerebrales) mostró que aquellos a quienes se les estimulaba la unión parieto temporal derecha (asociado a la empatía) en comparación a quienes le realizaron un TMS falso, no mostraron flexibilidad del nervio vago e indujo un retraimiento progresivo vagal. Además se sintieron más irritados y menos compasivos frente a un video de una persona triste.

Finalidad: El sistema nervioso autónomo y su regulación es complejo, multifacético y está arraigado en las relaciones sociales y contextos de vida. Para entender el rol del sistema nervioso autónomo en el funcionamiento socioemocional infantil se requieren de metodologías y análisis que contemplen su complejidad y especificidad al contexto. Con ello, se podrá apoyar el bienestar emocional a través de un funcionamiento autonómico bien regulado.

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