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#Opinión – Docencia: incertidumbre y próximos desafíos

Los desafíos de la docencia han venido en aumento en las últimas décadas, directamente relacionados con los avances, el dinamismo y lo inesperado del día a día. En esta dirección, se puede señalar que una premisa relevante es aprender a enfrentar la incertidumbre, puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado (Morín, 1999).

Lo cierto es que los sistemas educativos han estado anclados a entregar certezas a los estudiantes, en la creencia de un bienestar basado en la estabilidad. Esto, sin duda, con la actual crisis sanitaria se ha remecido con intensa fuerza, lo que nos indica que la necesidad de cambiar no debe ser accesoria, sino que profunda y preparada para lo incierto.

Si ahondamos en el ámbito de la docencia, en el contexto de la actual pandemia, la evidencia nacional e internacional da cuenta de las complejidades a las que han debido enfrentarse los profesores, quienes a pesar de continuar y flexibilizar los procesos de enseñanza-aprendizaje no han contado con las condiciones adecuadas.

De esta manera, urge una renovada práctica pedagógica, que sea pensada para lo impredecible y permita potenciar en los estudiantes nuevas experiencias y aprendizajes para comprender la estabilidad e inestabilidad como algo posible y constante. Una pedagogía de la incertidumbre intenta dejar a los niños decir y escribir sobre lo que no saben, y pensar lo impensado (Vignale, 2010)

En este contexto, considerando la situación de la docencia, algunos de los desafíos claves son: generar acuerdos entre las universidades que imparten las carreras de pedagogía para reconfigurar elementos claves de la formación inicial, ajustar los programas de formación continua con nuevas metodologías, principalmente, centradas en la flexibilidad, actualizar la práctica pedagógica cotidiana centrándose en las necesidades y condiciones concretas de cada estudiante, entre otros.

En suma, contar con una docencia que renueve sus prácticas y asuma e irradie lo incierto como algo intrínseco al proceso educativo, requiere de políticas educativas efectivas, que involucren a los docentes (y a otros actores locales), cuenten con evidencias y sean acordes a los desafíos actuales y futuros de la educación.

Alexis Moreira Arenas
Profesor Magíster en Psicología Educacional (MPE)
Facultad de Psicología, UDD