Hero Image

Noticias

Pensamientos en cuarentena por Virginia Lehuedé

El mundo digital y la tecnología son parte de nuestra realidad desde hace varios años, con todo lo que esto conlleva; ha sido un cambio vertiginoso en una sociedad que no estaba acostumbrada a su presencia; algunos se resisten y prefieren mantenerse en lo conocido y más amigable, mientras que otros lo ven como una oportunidad. Así también, no faltan los que declaran que tanta tecnología es negativa y nociva para el desarrollo de los menores, etc. Así se van sumando miles de opiniones y visiones sobre el impacto ésta en nuestras vidas.  Esta tecnología de la que estamos hablando, es aquella que nos hizo conectarnos con cosas que no sabíamos que necesitábamos: comprar online, conocer nuevas amistades, buscar un lugar de veraneo, reservar una hora al doctor, entre miles de posibilidades que nos da.

Antes de lo que estamos viviendo hoy, antes de esta pandemia, antes del Covid-19 mundial, todos estábamos en nuestras “cómodas” rutinas, estábamos trabajando, cada uno son sus visiones personales sobre los estímulos que nos llegaban día a día, hasta que de pronto, con algún aviso previo, pero con poca conciencia de lo que implicaba, nos tuvimos que ir a “cuarentena”. Ésta cuarentena, que ya sobre pasa los 40 días, nos sacó de esa rutina que tal vez nos aquejaba, que nos pesaba, que amábamos u odiábamos. Pero no me quiero detener en ese tema, sino en la tecnología y lo que tanto nos da en esta “nueva normalidad” o modo cuarentena.

Es hoy, gracias a la tecnología, que podemos conectarnos, tenemos la posibilidad de hacer clases online, teletrabajo y un sinfín de cosas positivas y relevantes en este tiempo de pandemia, pero también, tenemos que reconocer que nos produce mucha frustración… a mí parecer, una excelente esperada frustración. No poder vernos, no poder abrazarnos, mirarnos a los ojos, no poder estar presentes ante la presencia de otros, saludarnos en nuestro día a día, y seguir con nuestras rutinas, nos frustra y nos hace vivir de manera bastante más compleja que la que solíamos tener. Entonces buscamos acercarnos, y caemos en Zoom, Meet o cualquier otra aplicación para poder reunirnos “como si” nos estuviéramos reuniendo en persona; y de manera, impresionante emerge la gran necesidad de vincularnos de nuevo, de volver a vernos. Entonces, pienso, el “like” tan anhelado ante publicaciones, posts, fotos y cualquier cosa que compartimos por nuestras redes sociales ha perdido su valor, un abrazo o vernos presencialmente ha adquirido mayor importancia que cuántos followers o comentarios tengo en mi Instagram. El “like” hoy, es poder ver a nuestros seres queridos, tocarlos, olerlos. Nuestros sentidos están pidiendo a gritos volverse a activar, no nos habíamos dado cuenta, pero los habíamos tenido dormidos y entumecidos, y ahora que el distanciamiento social es ley, valoramos tanto más la libertad que teníamos, lo libres que éramos.

Ante este encierro mundial, lo digital ha tenido un rol fundamental y clave, pero sin duda, nos ha demostrado y nos ha hecho darnos cuenta de que la conexión digital no es suficiente, que no basta, que nunca lo fue, porque si lo fuera, estaríamos todos felices encerrados con esta cuarentena. Sin embargo, todos queremos salir y no porque queramos volver a nuestras rutinas, a nuestra “normalidad”, sino que por que necesitamos estar con otros, relacionarnos, interactuar directamente, nutrirnos de la conexión estrecha con otros seres vivos, movilizar, despertar y reactivar nuestros cinco sentidos, que por algo los tenemos.

Mi propuesta es: volvamos al principio, a lo pretecnológico, usemos las herramientas de la modernidad, pero no le demos tanta importancia a lo moderno, démosle más importancia a lo que somos; seres sociales con necesidad de los unos con/para los otros. No demonicemos la tecnología, no demonicemos nada en este mundo. No es novedad, y siempre hemos sabido que los excesos son perjudiciales, pero cuando le damos el valor real a cada cosa, y en su justa medida, cada recurso en este planeta puede ser usado tal y como debería haberse usado desde un principio; a favor de la humanidad.

Espero que una vez que todo esto haya pasado, nuestras prioridades sean: tomarse un café, tener una reunión familiar sin un celular de por medio. Con esto quiero decir que lo importante y lo valioso sea vincularnos, relacionarnos, mirarnos unos a otros y crecer como seres sociales que somos. No olvidemos esto.

M. Virginia Lehuedé
Psicóloga Educacional
Alumni Psicología U. del Desarrollo

Edición: Valentina Gatica