Si hay un tema recurrente en la consulta psicológica son las vicisitudes del amor. Tanto del amor hacia uno mismo, del recibido durante la propia historia, así como de la propia forma de amar y sus limitaciones. Sin duda el amor de pareja un tema complejo, sobre todo cuando se asimila al enamoramiento. Un primer problema a plantear es la idealización del amor romántico, ese en que el otro te “completa”, “te da felicidad”, “todo lo puede”, y sin el cual “nada vale la pena”. El hecho de que otro puede darte todo aquello que te falta es una ilusión que puede llevar a cometer muchos errores y esperar en vano que ese otro algún día te de lo que te falta para ser feliz.
Es importante diferenciar el amor como concepto universal de fuerza que une, que nutre, que crea (el cual puede tener muchas manifestaciones y visiones desde la psicología, filosofía y la espiritualidad), al amor romántico, que, si bien es maravilloso, tiene las limitaciones propias de quien lo da y de quien lo recibe. Alguien enfermo psicológicamente seguramente amará de manera enferma, porque no conoce otra manera de hacerlo.
Aca entramos en las relaciones de pareja patológicas, un tema recurrente en psicoterapia. Un vínculo en donde uno o ambos miembros de la pareja queda atrapado entre la decepción, miedo o rabia, y el deseo o ilusión de lograr del otro o con el otro lo añorado, lo idealizado al inicio de la relación, o incluso desde antes.
No es fácil empatizar desde fuera con una decisión, que se observa tan errada, de mantenerse en una relación marcada por la violencia, el dominio o los celos. Justamente el error puede estar en que muchas veces esto ni alcanza a ser una decisión, como algunos autores plantean que debiese ser visto el amor, un compromiso en vez de un deseo o un sentimiento.
El deseo, surge frente a algo o alguien que no tenemos, que nos hace falta (o eso sentimos). Y como ese otro no nos da ese “amor”, o tiempo, dedicación, o valoración que nos falta, nos aumenta el deseo, que puede ser tanto una fuerza maravillosa, como en este caso, destructiva. Muchas veces ese otro si da estas cosas, pero rápidamente las quita, lo cual genera el mismo efecto.
Mas aún se puede enganchar una persona en un vínculo patológico si su experiencia infantil con sus figuras de amor tuvo estas características. A ellas les cuesta mas observar lo dañino de esta nueva relación, ya que es lo que conocen de los vínculos. Pero también hay quienes lo ven, consultan por ello, quieren poder salir de ahí, pero no pueden. Y no solo no pueden quienes tienen temor a la respuesta de una pareja violenta, sino que no pueden porque el deseo de seguir y obtener aquello que desean, gana.
Muchos califican a estas personas de masoquistas, de que les “gusta sufrir”, lo cual en algunos casos puede ser mas o menos acertado. Sin embargo, escuchar atentamente a nuestros pacientes en la clínica nos muestra que es la busqueda de la felicidad y/o del placer, o de lo perdido, lo que los mantiene en esa relación. Reconocen lo malo, lo dañino, pero a la vez reconocen lo intenso de los momentos “buenos”, como colmados de sensación de bienestar y felicidad (a veces como no han sentido antes). Quien siente un bienestar o un vínculo intenso, aunque sea momentáneo, que nunca ha sentido antes, dificilmente va a querer dejarlo, por mas problemas que le traiga. De esto surge la acertada comparación del enamoramiento con la adicción.
No hay una solución o respuesta única a este tema de las relaciones patológicas. No siempre hay un bueno y un malo, una víctima y un victimario. No siempre es uno el que sufre y otro el que hace sufrir. Quien decide quedarse en esa relación muchas veces dice “conocer el lado bueno y frágil del otro”, que por eso los demás no entienden su decisión, y que finalmente “todos merecemos ser amados”, incluidas estas parejas. Por supuesto es mas simple desde fuera tener una postura clara cuando hay violencia y sometimiento de un miembro al otro mas frágil o vulnerable, pero esta situación no siempre es tan asi, y se torna más compleja la ayuda.
Si lo planteamos desde la psicoterapia, cuando alguien busca ayuda por una relación patológica de la cual no pueden salir, no hay un solo camino claro. Lo relevante es ayudar al paciente en la búsqueda del amor propio, ese que estuvo antes o nunca estuvo muy fuerte, pero que puede proteger de no poner en el otro la fuente del autoestima y felicidad. Esa fuente no está EN otro, pero si se construye en un vínculo seguro y estable.
Tal vez acá sirve esta idea del amor como una decisión, en la cual con toda la tristeza que implique, hago una renuncia a la parte “placentera o buena” de la relación, por un deseo mayor de estabilidad y auto cuidado del si mismo. Poder potenciar otra relación mas sana que de mayor sentido de si mismo, de respeto y auto-valoración. A veces esto se encuentra ya a la base, y la ayuda es mas fácil. A veces hay que crearlo en el vínculo terapéutico, lo cual es un largo y valioso desafío.