El próximo 03 de mayo, el Dr. Marc Zimmerman visitará la UDD, invitado por la Facultad de Psicología, para analizar medidas de prevención de la violencia a través de la cooperación de la comunidad.
Jorge Varela, PhD
Académico Facultad de Psicología, UDD
A raíz de la discusión en el Congreso de la agenda corta antidelincuencia, su paso a comisión mixta, las discrepancias por el control de identidad, pero también a los recientes hechos de violencia en el país y a la constante aparición de esta temática en la prensa nacional nos reflejan la importancia de poder contar con mecanismos integrales que sean capaces de enfrentar estos sucesos. Lamentablemente, hemos sido testigo de impactantes situaciones de violencia en diferentes escenarios en el barrio, al interior de la familia, en colegios, en diversos lugares públicos, e incluso al interior de un bus del servicio público de transporte.
La literatura especializada nos informa que son variadas las variables que permiten explicar conductas de agresión y violencia, particularmente en la población juvenil. Por una parte, el desarrollo de actitudes positivas hacia la violencia se ha transformado en un predictor clave para conductas de agresión. Una disciplina inconsistente y maltratadora por parte de las familias, también puede predecir conductas de violencia. Asistir a colegios donde hay malos tratos, hechos de violencia y malos climas de convivencia, contribuye también de forma negativa. Finalmente, vivir en barrios y comunidades donde hay baja cohesión social y participación, también puede terminar incentivando conductas de este tipo. Teniendo esto en mente, las estrategias de prevención requieren un abordaje integral en esta materia.
Desde la experiencia internacional hay ejemplos muy interesantes que son importantes de conocer. Por ejemplo, el trabajo liderado por el Dr. Marc Zimmerman, del centro de prevención de la Universidad de Michigan en Estados Unidos, lleva años trabajando en la ciudad Flint en Michigan, una de las más violentas del país, que fue fuertemente golpeada por la crisis económica automotriz que afectó a esa zona años atrás. En base a una alianza entre la ciudad, líderes locales, la universidad e importantes fuentes de financiamiento, hoy se pueden conocer diversas iniciativas en materias de prevención social de la violencia caracterizadas por: evidencia empírica, refuerzo del rol protector de la familia, participación activa de la comunidad y un rol empoderado de los jóvenes de la misma localidad como motores de cambio de social.
Es necesario tomar este tipo de experiencias, pero en particular, fortalecer iniciativas locales de prevención de violencia juvenil, con un importante foco en investigación y evaluación. Esto nos permitirá relevar evidencia empírica, activar recursos públicos y privados, promover la investigación e informar a las políticas públicas en la materia. Todo lo cual, podría ser capaz de abordar este fenómeno de forma integral y evitar hechos violentos en diversos ámbitos de nuestra sociedad.