«La práctica profesional realizada en el SPI desde agosto a diciembre de 2020 fue todo un desafío, ya que sería a través de un formato totalmente nuevo, es decir, la Telepsicología. Nunca había experimentado algo similar, por lo que he de admitir que la primera impresión fue bastante extraña, una mezcla de incertidumbre y curiosidad.
A lo largo del semestre experimenté distintas situaciones que nunca pensé que viviría tan pronto, menos en mi práctica profesional a través del computador. Tuve que levantar protocolos de intervención en crisis, evaluar suicidalidad, levantar medidas de protección y sobre todo trabajar en el ámbito psicosocial, el cual, era un área novedosa y poco conocida para mí. Además, ya casi finalizando mi práctica y a propósito de las necesidades en un caso específico, se me dio la oportunidad desde la Unidad de Neuropsicología Clínica Interdisciplinaria (UNCI) y apliqué de manera presencial la Escala de Inteligencia de Wechsler para niños-versión chilena (WISC-5), lo cual fue retador y al mismo tiempo gratificante. Fue una experiencia que se logró vivir gracias al apoyo del equipo SPI.
Debo agradecer al equipo SPI por facilitar espacios en los cuales pude ser guiada y acompañada por profesionales expertos en distintas áreas, las cuales se complementaron con la psicología y dieron como resultado el logro de los objetivos planteados y unas intervenciones exitosas.
Si tuviera que sintetizar todo lo vivido, diría que fue un periodo de autodescubrimiento y aprendizaje. La telepsicología propició la búsqueda de nuevas redes de apoyo, de indagar nuevas estrategias y técnicas de hacer psicoterapia; claramente me motivó a salir de la zona de confort y arriesgarme».
Mi experiencia como pasante en el Servicio de Psicología Integral (SPI), sede Santiago, fue muy enriquecedora, sobre todo por la posibilidad de enfrentarme a esta situación durante una pandemia, y como consecuencia de esto, haber podido desarrollar habilidades para la atención clínica a través de la telepsicología. Fue un desafío muy bonito en el que, junto con el equipo, las supervisoras y mis compañeras me sentí siempre acompañada y apoyada en las diferentes instancias en las que nos encontrábamos en las plataformas establecidas.
Cabe destacar la flexibilidad que tuvo el centro en cuanto a los procesos con los consultantes, entendiendo siempre las circunstancias en las que nos encontrábamos. Por otra parte, es destacable la flexibilidad en cuanto a la comunicación expedita y rápida con las demás profesionales que son parte del centro, estando siempre disponibles cuando se requería apoyo.
Al principio tenía aprensiones en relación a esta metodología, pero a lo largo del tiempo y a través de la práctica diaria, fui descubriendo que la capacidad de adaptación del ser humano es infinita y que con esta metodología se logra llevar a cabo un proceso de psicodiagnóstico y un proceso terapéutico a cabalidad, cumpliendo con los objetivos que se plantearon con cada consultante, pudiendo realizar las gestiones tanto dentro del centro como fuera de éste, en especial con los establecimientos escolares.
Haber sido parte de esta pasantía, en este momento de la historia mundial me permite tener más seguridad y confianza para trabajar desde la telepsicología, entendiendo que es posible llevar a cabo un proceso terapéutico completo. Y, además, entender cuán flexible podemos ser en situaciones adversas, poniendo en práctica lo aprendido y aportando desde nuestra profesión a la sociedad que tanto lo necesita.
Termino esta experiencia agradecida y motivada para seguir profundizando en descubrir y desarrollar más conocimientos y habilidades que puedan aportar a mi ejercicio como psicóloga».
«Mi experiencia de pre-práctica fue un poco diferente a lo esperado. Escogí el área psicojurídica, porque mi sueño siempre ha sido cursar un programa de formación en Psicología Forense.
El hecho que mi pre- práctica haya sido online fue una experiencia que nunca pensé en vivir, pero que valió la pena totalmente. Pude obtener, además de mi formación en el área psicojurídica, una experiencia clínica de primera mano con un paciente real en el Servicio de Psicología Integral (SPI), cosa que nunca imaginé hacer. La Psicología Forense siempre será algo que me apasiona, pero obtuve un amor por la clínica que nunca podría haberlo tenido si no fuera por esa experiencia y creo que esto es esencial para una buena formación forense futura.
En cuanto a la enseñanza en el área psicojurídica, creo que está a un nivel muy alto, con profesionales formados y con experiencia en el tema, que te van guiando especialmente en lo relativo al diagnóstico psicológico y en el diseño y ejecución de un plan de intervención acorde con las necesidades del consultante. El equipo de docentes me iba asesorando y apoyando siempre, de una manera cercana, y eso es algo que siempre apreciaré. Aprendí múltiples cosas, que me servirán para el futuro, y de eso no me arrepiento.
El SPI me brindó la oportunidad de surgir en un campo que me encanta, y espero que todo lo aprendido se pueda aplicar en un futuro cuando sea profesional».
“Durante este periodo de pandemia por Covid -19, el apoyo brindado por el SPI de la Universidad del Desarrollo ha sido fundamental para la Salud Mental no solo de los estudiantes del Colegio Emprender Obispo Alvear, sino que también de sus familiares.
Damos las gracias como comunidad educativa a cada uno de los estudiantes de la carrera de Psicología de la universidad, ya que cubrieron un espacio que la salud pública no pudo responder, debido a la sobredemanda de pacientes Covid, siendo un aporte y un tremendo descubrimiento que el vínculo terapéutico sí se pueda dar desde la telemedicina.”
«Tuve la oportunidad de realizar mi práctica profesional en el área clínica infanto-juvenil del Servicio de Psicología Integral (SPI) y fue una excelente experiencia con desafíos tanto a nivel personal como profesional.
Aprendí a trabajar de manera online, que en un comienzo para mí era un terreno desconocido, pero que, finalmente, me trajo diversos aprendizajes y con los cuales logré poner a prueba mi capacidad de adaptación y flexibilidad, las que, sin duda, fueron una de las herramientas que me ayudaron a sobrellevar este proceso.
El SPI es un centro donde el ambiente de trabajo es sumamente agradable, y el trato fue muy personalizado, asegurándose siempre de que cada una se sintiera apoyada y acompañada a lo largo de este importante proceso de práctica profesional».
«Mi experiencia respecto al SPI Santiago fue muy positiva, de hecho, sobre lo esperado. El aprendizaje fue relevante, ya que las clases se basaban en la retroalimentación de los otros, lo que producía mucha riqueza en cuanto a conocimiento y perspectivas. Logramos desarrollar capacidad analítica y comprensión de casos clínicos.
Mencionar, además, que el apoyo y disposición que mostró el equipo SPI fue fundamental para perder el miedo al “no sé si está bien”, más aún, con las nuevas metodologías en telepsicología a las que nos enfrentamos, lo que aportó a lograr mayor confianza en lo que uno se propone. Esto fue lo que más me ayudó para continuar con mi práctica profesional el segundo semestre y entender que uno es un psicólogo en constante construcción y continuo aprendizaje.
Destacar algunos aspectos relevantes como el orden y planificación de toda la pre- práctica, ayudando a disminuir la ansiedad, pese al contexto; y, el trabajo colaborativo que se estableció con mis compañeros y supervisora, Cynthia Carvacho, quien fomentó un ambiente amigable, cooperador y de confianza para ir de a poco comprendiendo lo que implicaba una atención clínica».