Tal como suele suceder en los cambios de año, las librerías se ven abultadas de libros con predicciones sobre cómo se viene el periodo entrante para los signos zodiacales. Lo mismo ocurre en la televisión, donde astrólogos son invitados para entregar sus pronósticos.
Parte de ellos elabora horóscopos anuales o para un día en particular sobre eventos que afectarán a las personas a partir de la ubicación de los astros durante el día en que alguien nació. (Recomiendo ver en YouTube la entretenida y didáctica charla TED llamada Conversación sobre astrología y ciencia, del físico Alberto Rojo).
Ahora bien, por mucho que haya cientos de personas que se dediquen a la astrología, la estudien, la difundan, la defiendan y, en algunos casos, hagan de ella una fuente laboral, eso no la hace automáticamente cierta. Por eso se ha suscitado el legítimo interés dentro de la comunidad científica por conocer las evidencias que los astrólogos tienen para sus afirmaciones y predicciones. Al respecto, es posible afirmar que esas pruebas son inexistentes, anecdóticas o tienen un estándar que no pasa ningún test riguroso.
Una simple búsqueda y revisión de artículos científicos que reporten si las predicciones tuvieron validez, muestra una y otra vez que la astrología sometida al escrutinio científico no tiene más aciertos que el azar, lo cual permite para muchos justificar la categorización hecha hace tanto tiempo de la astrología como una pseudociencia.
Desde las ciencias sociales, un tema de interés ha sido el por qué las personas suelen aferrarse y defender creencias que no tienen evidencia que les entreguen validez. Y por eso se ha estudiado qué les lleva a creer en la astrología y sus derivados, como pueden ser las predicciones del horóscopo.
Un primer elemento dice relación con la forma en que es entregado el mensaje, denominado efecto Forer, en honor al psicólogo pionero en el estudio científico de la falacia de validación personal. Consiste en que las personas tenemos la tendencia a aceptar como verdaderas las afirmaciones que parecen estar hechas a nuestra medida, pero que en realidad son tan vagas, que podrían servir a cualquiera. Estos mensajes suelen tener más elementos positivos que negativos, y tienden a hacer afirmaciones que luego se contradicen, de modo de que las personas se sentirán representadas con alguna de las dos partes del texto.
Un segundo punto es lo que se sabe sobre la razón por la cual se tiende a creer en la cientificidad de la astrología. En un estudio en que participaron cerca de 25 mil personas de 25 países de Europa, los investigadores indagaron sobre el nivel de cientificidad atribuido a 11 actividades. La medicina, la física, la biología, las matemáticas y la astronomía fueron las cinco que más se mencionaron como fuertemente científicas, mientras que la astrología y el horóscopo ocuparon el séptimo y undécimo lugar, respectivamente. Dentro de quienes creían en que estas últimas tienen un carácter científico, encontraron que había desconocimiento de la diferencia entre ciencia y pseudociencia, confusión acerca de qué es realmente la astrología y apego a valores autoritarios (rigidez sobre sus opiniones y creencias).
Un tercer elemento está dado por la necesidad de disminuir la incertidumbre inherente a la vida y a la muerte. La astrología intenta entregar certidumbres que tranquilizan, dejando la capacidad crítica y escéptica en suspensión ante esa promesa de esperanza o certezas.
Finalmente, si bien es claro que somos libres de pensar y creer en lo que queramos y a mantenernos firme en nuestras creencias, vendría al caso citar al célebre astrofísico Carl Sagan, quien usaba con frecuencia el aforismo: “Las afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas igualmente extraordinarias”.
En el mundo de la ciencia, no hay duda respecto a que se deben entregar evidencias para sostener la validez del conocimiento. Esto implica esfuerzos colectivos de una comunidad científica, acumulación de hallazgos que se someten a validación, aceptar que hay hipótesis que son transitorias y, por supuesto, siempre se mantiene la apertura a nuevas o revolucionarias ideas que tendrán que ir pasando por un método riguroso para ser aceptadas como verdaderas. De todo eso nada encontramos en la práctica de la astrología.
Dr. Patricio Ramírez
Docente Psicología UDD