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Simposio: Parentalidad, pobreza y COVID-19 | Encuentro Internacional Sobre Habilidades Socioemocionales

Expositores:

Fecha: 01-10-2020

Nombre presentación 1: Parentalidad, pobreza y COVID-19

Expositor: Javier Bronfman

Resumen presentación:

            Generalmente, la pobreza se mide por falta de ingresos. Pero, en las últimas décadas, han surgido definiciones más amplias de pobreza, que incluyen distintas dimensiones, ya que se concibe como un estado multidimensional de privación. La pobreza, medida de forma monetaria, ha disminuido sostenidamente desde la década de los 90. En Chile, la pobreza medida como un ingreso menor a $1.90 al día es casi inexistente. Sin embargo, medida con las líneas de pobreza multidimensional, afecta al 23% de los habitantes del país. La pobreza es mayor en niños y jóvenes que en personas de edades más avanzadas.

            La pandemia del COVID-19 no sólo afectó la salud de las personas, sino que tuvo un efecto en el aumento de la pobreza, la desigualdad y un empeoramiento de la calidad de vida. Las mujeres y los jóvenes son los que más se han visto afectados por la pérdida de empleos. La tasa de participación laboral de las mujeres se ve afectada por múltiples causas: disminución de redes de apoyo para el cuidado de los hijos y los adultos mayores; mayores niveles de informalidad y precariedad laboral; y la dedicación de significativamente más tiempo al trabajo doméstico no remunerado.

            El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta una fuerte contracción para la economía chilena de un 4,5% el 2020, que se traduce en el aumento de desempleo y el deterioro significativo de todas las variables económicas y sociales, y en todas las dimensiones del índice de pobreza multidimensional. Si bien las consecuencias de las crisis son profundas y generalizadas, los impactos negativos de la pandemia no afectan de manera uniforme a toda la población. Los impactos negativos se concentran en los grupos históricamente vulnerables, como poblaciones indígenas, las mujeres y los pobres.

Finalidad: La pandemia y los efectos de las medidas para disminuir los contagios han generado altos niveles de estrés en las familias chilenas, especialmente en aquellas donde se ha perdido el empleo. Esto ha provocado condiciones adversas que pueden afectar la capacidad parental de quienes viven en pobreza. Asimismo, la crisis económica que enfrentamos generará no solo más pobreza individual, sino que tendrá efectos negativos en los barrios y el medioambiente, lo que también podría afectar la parentalidad y el desarrollo de niños y niñas.

Nombre presentación 2: Parentalidad, pobreza y COVID-19

Expositora: Daniela Aldoney

Resumen presentación:

             La evidencia muestra que nacer en una condición de pobreza disminuye las probabilidades de un desarrollo óptimo, limitando las posibilidades de tener un futuro exitoso. Se ha visto que, mientras más temprana la edad en la que se vive la pobreza, más efectos negativos tiene en el desarrollo de los niños.

            Uno de los mecanismos por los cuales la pobreza afecta el desarrollo de los niños es a través de la parentalidad. El modelo de estrés parental plantea que la falta de ingreso familiar altera el bienestar de los padres y madres, lo cual afecta la calidad de la parentalidad. Esto, a su vez, afecta el desarrollo infantil. Por otro lado, el modelo de inversión parental explica el efecto de la pobreza en la parentalidad a través de la limitación de la posibilidad de proveer materiales y ambientes estimulantes de un desarrollo positivo, a causa de la falta de ingreso.

            Si bien la parentalidad se ve muy afectada por la pobreza, también es uno de los factores protectores más potentes de los efectos negativos de la misma sobre el desarrollo de los niños y niñas. Un estudio con 115 familias de la comuna de Puente Alto, Santiago, encontró que los hijos de familias de bajos ingresos cuyas madres apoyaban la literacidad de forma indirecta (leían con ellos, brindaban más material de lectura, les enseñaban palabras nuevas), tenían un mejor desarrollo del lenguaje que aquellos que lo hacían de manera más instructiva (enseñarles directamente a leer). Además, se encontró que en el período de cuarentena obligatoria aumentó la depresión en familias de bajos ingresos, mientras que el estrés parental no varió. Se vio que las familias presentaron trayectorias de adaptación, por ejemplo, reportaron menor desorganización del hogar a medida que pasaba más tiempo en cuarentena.

Finalidad: El COVID-19 no afecta a todos por igual. Los estudios muestran que la pobreza agrava aún más las dificultades asociadas al COVID-19, lo que finalmente configura un ambiente poco propicio para el desarrollo de los niños y niñas. Las familias que viven en pobreza presentan mayor vulnerabilidad, pero algunas presentan ciertas fortalezas, como la sensibilidad o capacidad de adaptación de los cuidadores, y es sobre esas fortalezas que se debe trabajar para poder acompañarlas. Por esto, para cuidar a los niños y niñas, debemos preocuparnos de cuidar a sus cuidadores.

Nombre presentación 3: Parentalidad, pobreza y COVID-19: ¿Cómo cambia la pandemia el escenario?

Expositor: Magdalena Mongillo

Resumen presentación:

            Infancia Primero es una fundación que trabaja con familias en contextos de pobreza y vulnerabilidad, y cuyo principal foco de intervención es la infancia temprana y parentalidad, específicamente, el vínculo que tienen los cuidadores/as con sus niños y niñas.

            En el mundo, 250 millones de niños no alcanzan su capacidad de desarrollo, debido a condiciones de exclusión, pobreza y/o vulnerabilidad. La evidencia muestra que la infancia es un período extremadamente sensible a los efectos de la pobreza. Se han encontrado asociaciones entre pobreza y bajo desarrollo psicomotor, y brechas significativas en el desarrollo del lenguaje entre niños de distinto NSE. El estrés parental se duplica en contextos de pobreza, afectando la posibilidad de entregar un cuidado nutritivo.

            Como muchas veces no es posible intervenir en las condiciones que generan pobreza, para proteger a niños y niñas en situación de vulnerabilidad intervenir en las habilidades parentales es una alternativa viable, potenciando las fortalezas para que se conviertan en un factor protector de los efectos negativos de la pobreza sobre el desarrollo. Distintas investigaciones muestran que interacciones parentales positivas, sensibles y consistentes pueden ser factores de resiliencia en contextos de adversidad.

            En tiempos de pandemia se agudizan los efectos de la pobreza. Las consecuencias de la crisis sanitaria aún no están cuantificadas, pero se espera un impacto significativo en el desarrollo infantil, sobre todo de la población más pobre. Los efectos de la pandemia sobre el desarrollo de niños y niñas dependerán en gran medida de sus cuidadores. Es más probable que aquellos cuidadores que logren apoyar y acompañar a sus niños puedan retomar su funcionamiento socioemocional previo a la crisis sin mayores problemas.

Durante los primeros meses de la pandemia, la Fundación Infancia Primero acompañó a las familias a distancia, por medio de videollamadas y chat. Los meses siguientes se creó una versión online del programa de intervención, a través de un acompañamiento constante vía WhatsApp, y un seguimiento semanal de cada familia a través de videollamada. En esta instancia, una persona del equipo interventor promovía el juego y la interacción de los cuidadores con sus niños/as.

            Finalidad: Para proteger a la infancia, es esencial contar con cuidadores sensibles y emocionalmente disponibles. En entornos de pobreza, en los que los efectos negativos de las crisis sobre el desarrollo infantil son más agudos, se hace necesario sostener y acompañar la parentalidad y disminuir el estrés parental, complementando las medidas de apoyo económico con apoyo psicosocial.

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