Los testimonios de muchos adolescentes reflejan que están viviendo esta crisis sanitaria con angustia, miedo, rabia… La directora del Centro de Apego y Regulación Emocional, Carola Pérez Ewert, recomienda estrategias para responder y ayudar a los hijos de esa edad.
La Dra. Pérez enumeró una serie de estrategias que pueden servir para contener y comprender a estos jóvenes. Algunas de ellas son:
- Estar atentos al impacto emocional que la actual situación tiene en los miembros de la familia y ver estrategias para manejarlo y afrontarlo.
Este punto implica:
- Reconocer que sí hay un impacto emocional; estar atentos a los cambios de ánimo propios y de los otros (como enojarse más fácilmente que lo habitual); problemas para dormir (pesadillas); andar con mucha hambre (o muy poca); aislamiento de alguna persona (no habla a otros…, aunque esto a veces es habitual en los adolescentes); o tendencia a discutir más frecuentemente.
- Tener claro que el propio estado emocional tiene un impacto en quienes lo rodean. Si yo me enojo más fácilmente, es más probable que pelee con mi pareja o mis hijos.
- Crear un “ambiente contenedor” en el hogar.
“Si bien la contención es una herramienta interpersonal (uno a uno), es factible pensar que determinadas conductas y actitudes favorecen la integración de las emociones y la búsqueda de soluciones a las dificultades familiares, y crean un ambiente contenedor”, explica la psicóloga. Entre estas conductas y actitudes menciona:
- Ser empáticos: Es cuando una persona puede ponerse en el lugar de la otra y, por lo tanto, puede comprender sus sentimientos ante una situación determinada.
- Reconocer al otro como un “interlocutor válido” ante un conflicto y/o diferencia. Esto es básico, particularmente con adolescentes que requieren reafirmar su identidad. Aunque un adulto no comparta la visión que su hijo o hija adolescente tiene, es importante no descalificarlo.
- Ser capaz de “mentalizar”: es decir, comprender la propia mente y la de los hijos a partir del saber interpretar intenciones, sentimientos, pensamientos, deseos y creencias. Los adultos que presentan déficit en la capacidad de mentalización muestran una baja sensibilidad a los sentimientos de las demás personas, son incapaces de “leer” las intenciones de otros, ya que no logran comprender las intenciones que se encuentran en la base de las acciones de los demás.
Puedes seguir leyendo acá.