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Conceptos freudianos fueron utilizados para comprender la perversión en clase magistral

La clase magistral «¿Perversión? Sobreviviendo a la confusión» fue una instancia de reflexión y discusión en torno a la temática de la perversión que durante siglos ha incentivado a especialistas a analizarla desde el ámbito moral y psiquiátrico.

La cátedra estuvo a cargo de un equipo de docentes, miembros de la Unidad de Adultos Psicoanalítica del Servicio de Psicología Integral de la UDD, donde los psicólogos Angela Farrán, Juan Dittborn, Daniela Giagnoni y el psiquiatra Pablo Santander, dieron a conocer a los alumnos una revisión histórica de la perversión como tema de estudio, algunos conceptos de Freud y otros aportes posteriores que realizaron otros psicoanalíticos, para luego finalizar con el análisis comprensivo de la novela “El Marinero que perdió la gracia del mar” de Yukio Mishima.

El Dr, Pablo Santander, director de la Unidad de Adultos Psicoanalítica del SPI, señaló que existen conceptos teóricos con respecto a la perversión que han ido cambiando, por ende hay diversas definiciones de autores, algunos tienden a ser a más amplios conceptualmente, otros se restringen a la perversión sexual o social, pero todos en el ámbito psicoanalítico.

Para entender el origen y las definiciones, el médico realizó una revisión histórica, donde dio a conocer que la perversión se comenzó a estudiar tardíamente como una psicopatología. “Empieza sus primeros estudios  a fines del siglo XIX y comienzo del siglo XX. A diferencia de la literatura, que escritores escribieron sobre perversiones y acciones sadomasoquistas en el siglo XVI y probablemente mucho antes”, indicó.

La primera revisión psicopatológica más completa que hasta en la actualidad existe, fue en el libro “Psichopathia sexualis” de Richard Von Krafft –Ebing, quien publicó en 1886 una serie de casos, entre los que están algunos escritos por Marqués de Sade y muchos más de la literatura, donde se explica la relación entre masoquismo y el sadismo, además se propone la bisexualidad del ser humano que es retomado por Freud.

En este sentido, Juan Dittborn, mencionó las principales ideas que Sigmund Freud planteó sobre la perversión, destacando el libro “Tres ensayos de una Teoría Sexual” (1905) en el que Freud detecta que la base de la psicopatología neurótica, había una problemática de orden sexual. “Él se dio cuenta que detrás de la enfermedad, había una intensa represión de sus deseos sexuales. Ese fue un punto muy importante que le otorgó a Freud el inicio para entrar a su teoría de la sexualidad. Posteriormente, comienza a analizar sueños, donde también se da cuenta que la motivación de los sueños  está relacionado con lo sexual”.

Dittborn, también señaló que Freud estudió  la sexualidad infantil, dando un giro importante a lo que se creía sobre los inicios de la sexualidad, puesto que se  pensaba que sus inicios eran en la pubertad. No obstante, comprobó que desde el nacimiento se puede encontrar y observó que la naturaleza de la sexualidad es bisexual y que se va desarrollando en el tiempo. Además, aseguró que los niños manifiestan desde muy pequeños su sexualidad normal, desde la oralidad, como el “chupeteo”, donde satisfacen su pulsión sexual y sienten placer, para luego pasar por una fase sádica, en la que se puede observar peleas con otros niños o la necesidad de matar bichos.

Sin embargo, el especialista explicó que Freud postuló que algunas personas adultas se quedan en esa etapa de sadismo convirtiéndose en pervertidos. “Freud dice que cuando la sexualidad humana no evoluciona a la sexualidad adulta normal, es decir relaciones sexuales entre heteros, por el contrario la meta de satisfacción sexual son los observados en la sexualidad infantil y que el perverso quedaría fijado a aquellas modalidades, como el sadismo”.

Por su parte, Angela Farrán indicó los desarrollos en la compresión, posteriores a Freud, que se pueden englobar en tres paradigmas: el primero, como desviación de comportamiento sexual, el segundo, acentuación en el rol defensivo de la sexualidad, y el tercero, la perversión es vista como sexualización de la crueldad y como una estructura psicopatológica de la personalidad.

En tanto, Daniela Giagnoni leyó el cuento “El Marinero que perdió la gracia en el mar” de Yukio Mishima (1963), donde se cuenta la historia de un adolescente llamado Noboru que vive sólo con su madre, puesto que su padre falleció cuando él tenía 8 años.  Cada vez que ella lo castigaba y encerraba en su pieza, el niño a través un agujero miraba a su madre desnudarse. Hasta que un día, en la misma situación de castigo vio a su madre teniendo relaciones sexuales con un marinero de nombre Ryuji, decisión que indigna a Noboru. Al día siguiente, mata a un gato de una manera escalofriante, aquello le hacía recordar las imágenes que vio la noche anterior. Luego, influenciado por sus amigos, decide asesinar al marinero.

El Dr. Santander, en sus análisis sobre la novela como una manera de ejemplificar la perversión, “en la perversión de él, está lo voyerista, pero nosotros pensamos que es algo más que eso, sirve para entender toda la dinámica (…) espiar a la mamá, significaba una posesión de la madre. Al darse cuenta de la relación del marinero, él se siente humillado y por eso surge esos sentimientos homicidas”.