La discriminación a personas con discapacidad es un tema que no se agota. A pesar de los esfuerzos sociales y las políticas públicas que Chile ha implementado durante los últimos años, la inclusión aún es un pendiente para nuestro país.
Santiago.- La Facultad de Psicología UDD, a través de la escuela de Pregrado y el programa de postgrado en Psicología Educacional (MPE), organizó un foro para conversar este tema desde la experiencia de sus protagonistas el pasado viernes 14 de junio.
Con el objetivo de acercar la realidad que viven a diario las personas con discapacidad, y reflexionar desde el quehacer profesional del psicólogo y la docencia, tres invitados llegaron hasta el campus RESB para contar cómo lograron surgir en un país que todavía tiene un largo camino que recorrer en esta materia.
Juana Vergara, Paulina Bravo y Robinson Díaz conversaron con los alumnos de pregrado y postgrado sobre su experiencia de vida, la lucha que debieron dar para poder estudiar y obtener un título profesional, y lo difícil que es convivir en una ciudad poco amigable para ellos.
«La clave está en cómo lo toma el entorno y en la voluntad que la sociedad tiene para recibir la diferencia», señaló Paulina Bravo, quien tiene discapacidad visual y es abogada de la Corporación de Asistencia Judicial de la Región Metropolitana y profesional responsable de hacer cumplir ley 20.422, de inclusión social de personas con discapacidad.
Cómo hacernos parte de la inclusión
Juana Vergara es sorda y sus padres y abuelos también, no obstante, su hija tiene audición normal y también estuvo presente en el foro, prestando el servicio de intérprete en lengua de señas. Su vida tampoco estuvo exenta de dificultades, pero hoy es docente universitaria y dueña una imprenta.
Ella señala que en Chile aún falta mucho por avanzar, lo más importante es no ver a todas las personas con discapacidad como iguales. «Todos somos diferentes y la sociedad nos ve como un grupo homogéneo. Vemos barreras, desigualdad, no tenemos libertad y siempre nos discriminan», testimonió Juanita.
Por su parte, Robinson a los dos años fue diagnosticado con parálisis, por lo que ahora debe transportarse en silla de ruedas y se comunica a través de un computador que lee en voz alta lo que él escribe con un puntero atado a su cabeza.
A pesar de lo difícil, Robinson ha cursado diversos diplomados en inclusión y hoy trabaja como webmaster en el Centro de Desarrollo de Tecnologías de la Inclusión (CEDETI).
«La inclusión es un deber, la naturalización de la discapacidad nos hará pensar que somos personas fuertes, no extraterrestres», declaró Paulina Bravo.
La clase estuvo a cargo de Catalina García, directora del MPE y Pilar Valenzuela, coordinadora académica de la Escuela de Pregrado. Además, contó con la participación del profesor Víctor Molina, docente de Actualización en Teorías del Desarrollo.