En nuestro país, a nivel del plano escolar, hemos visto que la crisis del Covid-19 ha tomado por sorpresa a las comunidades educativas y a las instituciones que coordinan el sistema, desarmando las proyecciones habituales para el año y, con ello, repercutiendo en impensadas nuevas formas de trabajo.
Lo cierto, es que se ha generado una sensación de agobio indudable en todos los actores y que, como hemos visto en una etapa inicial de esta crisis, las formas de conducir la continuidad de los procesos de aprendizaje se han dado de manera muy heterogénea en los establecimientos educacionales. Esto ha producido una sobrecarga en equipos docentes y equipos directivos, además de complejidades en las familias, principalmente, en las de los(as) estudiantes que no cuentan con las condiciones óptimas en sus hogares, lo cual posiblemente retrasará aprendizajes y aumentará las brechas educativas características de nuestro país.
 
Aprendizajes a partir de esta crisis
Es relevante identificar los aprendizajes que nos está dejando esta crisis, para, de esta forma, buscar la oportunidad de fortalecer nuestro sistema escolar. A continuación, se describen algunos de estos aprendizajes:

1. Importancia de la tecnología en educación: sin duda, esta crisis ha demandado enfáticamente a los integrantes de las comunidades educativas a ubicar la tecnología como medio indispensable para la comunicación y continuidad de los procesos educativos, lo cual, además, ha reflejado la urgencia de contar con conectividad para todos(as) los(as) estudiantes y una formación en esta temática al alcance de todos los actores del sistema.
2. Apoyo socioemocional y priorización de objetivos en el currículum: como lo hemos visto con ésta, otras crisis y catástrofes en el país, resulta indudable que debemos contar con una propuesta curricular para casos de emergencia, que contenga un foco claro en el apoyo socioemocional de los(as) estudiantes y una priorización con los objetivos de aprendizaje esenciales. Tal como ha señalado la OEI (2020), si el proceso de disminución del currículo que aparejará el cierre de los centros contribuye a mantener los elementos más importantes de los contenidos, el efecto de los cierres de los centros se amortiguaría. En ocasiones “menos es más”.
3. Necesidad de nuevas herramientas para las comunidades educativas: si bien somos testigos de cómo los equipos de los establecimientos educacionales despliegan día a día diversas acciones para responder a este complejo contexto, es prioritario, como sistema, incorporar nuevas herramientas y estrategias que fortalezcan a las comunidades educativas de manera sistémica para enfrentar situaciones como la actual.

 
Una gran oportunidad para nuestro sistema escolar
A partir de los aprendizajes de esta crisis, se genera una gran oportunidad para discutir en profundidad sobre nuestro modelo educativo, apostando al replanteamiento de nuestro currículum nacional, en función de ubicar en el centro el bienestar y desarrollo socioemocional de cada estudiante, donde, además, exista una progresión clara de habilidades para todos los cursos (no híbrida como la actual) y una flexibilidad que le dé mayor valor a las decisiones de cada territorio, dando una mayor significancia al aprendizaje, según la diversidad y el contexto. Todo esto, acompañado de un fuerte desarrollo tecnológico en los procesos educativos y la entrega de nuevas herramientas y estrategias que desarrollen capacidades en los actores de las comunidades educativas para gestionar, liderar, colaborar, enseñar y aprender en distintos contextos y situaciones.
En suma, si vemos todos los elementos anteriores, justamente son y han sido los más necesarios para enfrentar esta crisis sanitaria (y muy posiblemente otros tipos de crisis), lo que evidencia la urgencia de producir cambios en nuestro sistema escolar de manera proactiva. Oportunidad y desafío para la Educación del país.
Alexis Moreira Arenas
Profesor Magíster en Psicología Educacional (MPE)
Facultad de Psicología, UDD.