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Chile y el fútbol: Pasión que integra y fortalece identidad nacional

Por Karen Oliva Jara
Coordinadora de procesos de Enseñanza y Aprendizaje
Concepción

El fútbol es un deporte que no es difícil de descifrar. Está claramente regido por reglas sencillas que todo el mundo es capaz de comprender, cuyas normas son universales y superan barreras culturales, políticas e idiomáticas tanto para los/as jugadores/as como espectadores/as.

Este deporte es posible entenderlo como un elemento simbólico propio de nuestra cultura actual, el cual integra, brindando alegrías y movilizándonos muchas veces en pos de una sola voz o pasión, sin importar la posición política, religiosa o socioeconómica que muchas veces nos disgregan.

En este mes, especialmente, el fútbol se convierte en un fenómeno que se instala en nuestra cotidianidad. Nos guste o no, nos topamos con él en la radio, televisión, periódicos y hasta en las conversaciones que surgen espontáneamente, ya sea con nuestros cercanos o desconocidos, que por al menos dos minutos se transforman en personas dignas de confianza y establecemos encuentros cara a cara que en otros momentos quizás nunca surgirían.

En este contexto, si me preguntan ¿Afecta la pasión del futbol a los chilenos y Chilenas? La respuesta es variada y depende del espacio donde transitamos, el lugar al cual pertenecemos y los vínculos que hemos generado en nuestra historia, pues el fútbol logra movilizar recursos, modificar atribuciones, creer en otros/as y fortalecer incluso la identidad nacional, lo cual se ve reflejado por ejemplo en cantar el himno nacional completo en un estadio extranjero.

En este sentido, hemos podido observar a través de los medios de comunicación masivos, cómo los y las chilenos han modificado sus rutinas, forman caravanas para viajar, se unen con otros/as y comparten un espacio con el fin de brindar el apoyo a los jugadores. Lo cual se complementa con lo que ocurre en el país, donde la gente se traslada o se organiza para ver los partidos, el tránsito vehicular aumenta con el fin de llegar al lugar de encuentro para “alentar a la roja”, los puestos de comidas aumentan sus ventas y hasta se hacen llamados para no preparar “asados” por la contaminación ambiental, entre otras peripecias.

Ahora queda esperar el desenlace final, mientras, nos quedamos con la seguridad que por un periodo logramos quebrar desigualdades y diferencias culturales que nos atraviesan como sociedad.