Las burlas homófobas, el acoso sexual, la agresión en el pololeo y los enfrentamientos de pandillas son las formas más comunes de violencia entre los jóvenes de Estados Unidos. Ésta es la conclusión a la que llegó la Dra. Dorothy Espelage, PhD. en Consejería Psicológica de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, en su última investigación. En Chile la realidad no dista mucho de la norteamericana. El contexto social, afectivo, académico y económico son algunos factores determinantes según lo explicó la doctora Espelage en el seminario “Factores protectores de la violencia en niñas, niños y adolescentes desde el contexto escolar y la sala de clases”, organizado por la Facultad de Psicología de la UDD.

“Son más las similitudes que diferencias entre los adolescentes chilenos y norteamericanos. Los niños y adolescentes son víctimas de agresión verbal u homófobas. Además, hay muchos casos en Chile de pololeos en los que hay episodios de agresión. Pero al mismo tiempo se nota que se considera la escuela como espacio protector de este tipo de comportamientos”, agregó la experta quien ha investigado el tema durante los últimos 20 años.

En Chile, alrededor del 6 por ciento de los jóvenes reporta haber sido víctima de violencia ejercida por su pareja y más del 35 por ciento reconoce haber sido testigo de un acto de violencia entre pololos adolescentes. Así lo afirmó María Elisa Molina, directora de la Unidad de Investigación de Terapia de Parejas de Psicología UDD, quien también participó como expositora en este encuentro.

Cifras de la Encuesta Nacional de Convivencia Escolar afirman que en los colegios donde se registra mayor agresión escolar, los alumnos obtienen peores resultados en el Simce de Lenguaje y Matemática. Entonces, ¿qué papel juega la convivencia escolar en la educación?

Jorge Varela, docente investigador del Centro de Investigación para el Mejoramiento  de la Educación (CIME) asegura que “la convivencia influye directa e indirectamente en la calidad de la educación. El efecto directo es que los estudiantes que se sienten cómodos y felices en el colegio aprenden más y mejor. El efecto indirecto se ve por medio de docentes y prácticas pedagógicas, actores claves de una vida escolar más amena”.

Los expertos coincidieron en que el colegio puede ser un escenario protector para niños y jóvenes y compartieron diferentes propuestas para combatir la violencia. “La estrategia es ocupar experimentos para medir capacidades cooperativas por medio del juego. A partir de estas actividades nosotros podemos ver en qué posición dentro de la red de cooperación están los niños. Los que están en posiciones más favorables, donde reciben mayores niveles de cooperación, tienden a tener mejor desempeño académico y al mismo tiempo están más protegidos de fenómenos como el bullying”, explicó el Dr. Carlos Rodríguez, director del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS UDD).

Los asistentes y expositores del seminario resaltaron la importancia de este espacio académico para analizar el panorama nacional y conocer cómo se trabajan las mismas problemáticas en otros países del mundo.