La Dra. Ana María Espinoza, investigadora del Laboratorio de Convivencia del Instituto de Bienestar Socioemocional (IBEM), participó como expositora en el seminario “Ansiedad matemática y aprendizaje basado en el juego”, organizado por la Fundación MOMAT: Matemática en Movimiento, el pasado 19 de junio. La actividad se llevó a cabo en la Escuela Aliro Lamas Castillo, ubicada en la comuna de Diego de Almagro, provincia de Chañaral.
El seminario estuvo dirigido a docentes de primer ciclo básico y equipos directivos de cinco escuelas del Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de Atacama que participan en el programa MOMAT, orientado a promover el aprendizaje de las matemáticas a través del juego.
La Dra. Espinoza presentó la ponencia titulada “El rol del género en la ansiedad matemática”, donde abordó la brecha de género en este tipo de ansiedad, destacando cómo afecta en mayor medida a las niñas en comparación con los niños. También se refirió al impacto de los estereotipos de género y del autoconcepto matemático en la generación y mantención de estas brechas, así como su efecto en las trayectorias educativas del estudiantado.
El objetivo principal de su participación fue compartir con las comunidades educativas conocimientos y hallazgos derivados de investigaciones empíricas sobre ansiedad matemática. La instancia buscó abrir un espacio de reflexión y diálogo sobre cómo transformar esta ansiedad en disfrute por la asignatura, presentando evidencias que respaldan el impacto positivo de metodologías innovadoras, basadas en el juego y con enfoque de género, en la disminución de la ansiedad y en la mejora del aprendizaje en matemáticas.
Entre los aprendizajes destacados por la Dra. Espinoza se encuentra la importancia de abordar la ansiedad matemática desde una perspectiva de género. Las niñas tienden a experimentar esta ansiedad con mayor frecuencia que los niños, influenciadas por estereotipos de género y un autoconcepto matemático más bajo. Esto puede afectar sus aprendizajes y limitar sus trayectorias educativas. Incluir esta perspectiva permite visibilizar desigualdades y diseñar estrategias pedagógicas más equitativas.
Además, subrayó el valor del juego como herramienta pedagógica. “Las metodologías lúdicas, cuando se aplican de forma estructurada, favorecen no sólo el aprendizaje de contenidos, sino también la creación de un clima emocional positivo. Esto contribuye significativamente a reducir la ansiedad matemática y a mejorar la disposición de los estudiantes hacia la asignatura”, explicó Ana María Espinoza.
Respecto al impacto de esta participación en su desarrollo académico, la académica destacó la oportunidad de vincular la investigación con su aplicación en contextos escolares reales, fortaleciendo la pertinencia de su trabajo y abriendo nuevas preguntas para futuras investigaciones.
Por último, concluyó que este tipo de instancias aportan al posicionamiento de la Facultad al conectar el quehacer investigativo con desafíos concretos del sistema educativo, consolidando su compromiso con la generación de conocimiento aplicado y con responsabilidad pública.