Dra. Ana María Espinoza
Investigadora Laboratorio de Convivencia
8 de marzo: Día Internacional de la Mujer
Hoy conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, una fecha clave para visibilizar la lucha por la igualdad efectiva de derechos para las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Si bien en los últimos años hemos logrado algunos avances, aún queda un largo camino por recorrer. Los desafíos siguen siendo numerosos, por lo que debemos mantener un firme compromiso con la lucha contra el sexismo y la vulneración de derechos que sufren mujeres y niñas en todo el mundo.
Uno de los contextos en los que aún se manifiestan muchas desigualdades y sesgos de género es el educativo. En matemáticas, por ejemplo, Chile es uno de los países con la brecha de género a favor de los varones más pronunciada del mundo. Los resultados de un estudio reciente que realizamos un grupo de investigadoras del Núcleo Milenio MEMAT, basado en las respuestas de la “Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación” de 846 jóvenes y 5.038 adultos/as en Chile, revelan resultados alarmantes. El 23,6% de las personas adultas participantes y el 17,1% de los/as jóvenes, aún adhieren a estereotipos de género en matemáticas, manifestando un alto nivel de acuerdo con la afirmación: “las niñas tienen menos capacidad matemática que el resto de los estudiantes”. Además, identificamos factores sociodemográficos que aumentan la probabilidad de adherir a estos estereotipos. Tanto en jóvenes como en adultos/as, presentar un menor nivel educativo, un menor estatus socioeconómico y una menor valoración del rol de la ciencia en la sociedad, se asocia con un mayor nivel de estereotipos de género. Además, en el grupo de jóvenes, los hombres son más propensos a sostener estos estereotipos que las mujeres.
Estos resultados son una clara llamada de atención sobre la urgencia de intervenir en distintos grupos de la población, para erradicar creencias que pueden limitar el desarrollo de habilidades matemáticas de las niñas, desincentivando su aprendizaje y participación en carreras de áreas STEM, impidiéndoles acceder a trabajos mejor remunerados.
Tal como señala uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 5) establecidos por la ONU, la igualdad de género no es solo un derecho fundamental, sino también una base indispensable para lograr un mundo más próspero, pacífico y sostenible. El contexto educativo es un espacio propicio para trabajar en la consecución de esta meta, promoviendo una transformación de las creencias estereotipadas que limitan el aprendizaje y desarrollo de niñas y mujeres, por otras basadas en evidencia y libres de sesgos de género.
Desde el Laboratorio de Convivencia Escolar del Instituto de Bienestar Socioemocional, tenemos la convicción de que la investigación en esta temática puede ser clave para concientizar y guiar el desarrollo de intervenciones que posibiliten el pleno desarrollo de las mujeres en todas las áreas del conocimiento. Es fundamental que sigamos trabajando sostenidamente para construir contextos nutricios que permitan que, en el futuro, niñas y mujeres gocen de una igualdad real de derechos y oportunidades.