Dr. Pablo Vergara
Investigador Laboratorio Condicionantes de Salud Mental y Psicoterapia
Cada 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. En esta oportunidad, Dr. Pablo Vergara, investigador del Laboratorio de Condicionantes de Salud Mental y Psicoterapia, comparte una reflexión acerca de esta temática:
La búsqueda de una alimentación saludable, generalmente asociada con bienestar, puede transformarse en un problema cuando se cruza el límite de la moderación. La ortorexia nerviosa (ON), un término introducido por Steven Bratman en 1997, se define como un posible nuevo trastorno alimentario caracterizado por una preocupación excesiva y obsesiva por comer de forma saludable. Aunque aún no existen criterios diagnósticos formales para esta condición, herramientas de cribado han permitido explorar sus características clínicas con mayor precisión.
Entre los criterios diagnósticos propuestos se destacan una ansiedad intensa por seguir prácticas alimentarias restrictivas y afirmativas para alcanzar una salud óptima, acompañada de un miedo exagerado al desarrollo de enfermedades y una profunda vergüenza respecto al estado físico personal. Estas preocupaciones no solo generan un impacto emocional significativo, sino que también afectan actividades cotidianas como la elección, planificación, adquisición, preparación y consumo de alimentos.
Con el tiempo, estas prácticas alimentarias restrictivas pueden derivar en la exclusión total de ciertos ingredientes culinarios o incluso grupos completos de alimentos, acompañada de ayunos cada vez más prolongados. Este comportamiento obsesivo genera complicaciones psicológicas y físicas, ya que suele conducir a un estado de malnutrición severa, afectando el balance calórico, proteico y de micronutrientes. Al igual que otros trastornos alimentarios reconocidos, como la Bulimia y la Anorexia Nerviosa, la ON puede provocar daños irreversibles a la salud.
La ON plantea retos tanto para el diagnóstico como para la intervención clínica. A pesar de que su prevalencia exacta no está clara, estudios recientes sugieren que podría estar más extendida de lo que se creía, especialmente en ciertos grupos como estudiantes de nutrición, profesionales de la salud y personas con alto conocimiento en alimentación y dietética. Esta condición resalta la necesidad de un enfoque equilibrado hacia la alimentación saludable, donde el bienestar físico no sacrifique la salud mental. La importancia de visibilizar la ortorexia nerviosa radica en la posibilidad de prevenir daños a largo plazo. Adoptar una relación más flexible y consciente con los alimentos, centrada en la diversidad y el placer, puede ser clave para evitar que el deseo de salud se transforme en una obsesión que, paradójicamente, la comprometa.