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#Prensa- La cuarentena está revelando nuevas dimensiones de ser papá

La directora del FAIN, Daniela Aldoney, fue consultada por el diario El Mercurio a raíz de los roles de los padres durante esta cuarentena.

Este Día del Padre será una celebración muy distinta. Mientras que muchos tendrán que ser saludados a la distancia, otros recibirán abrazos y besos en directo, los mismos que se han hecho mucho más frecuentes debido a la cuarentena. El que los papás estén 24/7 con sus hijos se ha convertido, para muchos, en una aventura enriquecedora, pero demandante.

“Este será un año en la vida de los niños que recordaremos siempre”, dice el abogado Juan Pablo Rutllant (43). Padre de “Juanpi”, de dos años y medio, y de Gracia, de siete meses, explica que sumando y restando, finalmente este tiempo es un lujo que no va a volver a ocurrir.

Cuando nació su hija, cuenta, naturalmente se produjo una separación de responsabilidades y él se hizo cargo del mayor. Pero con el encierro y el teletrabajo las cosas se han puesto mucho más intensas, reconoce. “Cuando estoy en reuniones, tengo que tener el micrófono apagado y muchas veces no puedo hablar porque los dos están llorando”, cuenta entre risas y resignación. “Aun así, el poder estar en el día a día y ver cómo van cambiando y aprendiendo es algo único”.

Christian Erdmann (39), diseñador, concuerda: “Pude ver el minuto exacto en que el más chico dio su primer paso, mientras que con los otros solo me contaron de ese momento”, asegura. Padre de tres hombres, de 9 meses, 4 y 6 años, cuenta que el haber tenido que asumir nuevos roles, como las tareas domésticas y las de un educador más formal, no ha sido fácil.

Aun así, y aunque a ratos la situación se vuelve compleja, este tiempo ha tenido muchas cosas positivas. “Antes me sentía culpable de no estar lo suficiente con los niños, pero ahora estoy a cinco pasos de atender un llamado de ellos”, dice.

La relación que hoy están teniendo los padres con sus hijos depende mucho de cómo era ese lazo antes de la cuarentena. “Si el papá no estaba muy involucrado, puede que esta situación sea aún más desafiante, pero también puede volverse una oportunidad para aprender a manejar las cosas”, dice Daniela Aldoney, directora del Laboratorio en Familia, Adolescencia e Infancia de la Facultad de Psicología U. del Desarrollo.

Esta situación también abre una posibilidad para reflexionar sobre el ser padre, agrega la especialista. “Y eso también deberían hacerlo las mamás”, agrega. El que ellas vean que los roles son distintos, que mamá y papá se comportan de otras maneras y que es importante que cada uno tenga su espacio con los hijos son claves, dice.

Andrés Hammersley (40) se autodefine como una persona con paciencia, pero asegura que durante la cuarentena ha aprendido a cultivarla más. “Antes la rutina era levantarse y salir a trabajar o al colegio, pero ahora mi hijo menor me despierta todos los días preguntando si ya pasó el conejito”, cuenta entre risas. Desde Pascua, Maximiliano (2) no deja pasar ni un día sin preguntar por un dulce.

Andrés cuenta que parte del proceso ha sido aprender a escuchar a sus hijos y a leer lo que quieren, y eso no lo habría podido hacer, con la misma profundidad, si no estuviera tanto tiempo con ellos. “Entendí que Clemente (9) ya no es una guagua, sino un niño capaz de procesar información”. Cada vez que tiene que salir, Clemente le pregunta si es necesario: tiene susto de que su papá se enferme.

Si bien Andrés trata de tranquilizar a su hijo, hay papás que no pueden. “Por eso es tan importante apoyar a quienes no tienen las condiciones más adecuadas para pasar la cuarentena”, dice Daniela Aldoney. Padres que tienen que salir a trabajar o que no están logrando proveer el sustento a su familia pueden traspasar ese estrés a la relación con sus hijos.

Independiente de la realidad de cada familia, la clave, dice la especialista, es que estas sean flexibles al reajuste de roles. “Si bien me encanta estar con mis hijos, esta nueva vida es un poco confusa”, dice Christian Erdmann. “Esto de no salir de la casa a trabajar hace que se pierdan los límites”, asegura. Pero eso también es parte del aprendizaje, opina.