María Eugenia García, ingeniera estadística, socia fundadora de StatKnows y directora de
proyecto de esta encuesta, destaca que, más allá de las conclusiones por cruce de variables simples, se analizaron los datos con técnicas estadísticas multivariantes. Este trabajo permitió detectar opciones de respuestas de diversas preguntas del cuestionario que sobresalen en los ciberacosados, lo que es útil para estudios de profundización. “Las personas víctimas de ciberacoso declaran, en mayor medida que la población general estudiada, sentir angustia; sentirse tristes, solas o aisladas, y tener miedo, y consideran extremadamente difícil hacer frente al acoso. En su mayoría no acuden a los amigos, a los padres ni a las autoridades educacionales en busca de ayuda ante la situación que viven. Tienden a pedir a los victimarios, por el mismo medio, que se detengan, o intentan ignorarlos”, dice María Eugenia García. Jorge Varela, investigador del CEBCS de la UDD, señala que “los resultados son muy importantes porque evidencian la presencia del ciberacoso entre jóvenes chilenos. Junto con esto, se confirma una relación negativa con la salud mental –depresión en este caso-, lo cual puede ser más complejo en tiempos de pandemia. Los análisis que hemos desarrollado muestran que, entre aquellos jóvenes que son más víctimas de ciberacoso, los niveles de depresión aumentan. Esta relación negativa se intensifica cuando los jóvenes señalan tener una orientación sexual diferente”. Emanuel Pacheco, por su parte, director ejecutivo de la Fundación Katy Summer, resalta que “es particularmente preocupante que, del segmento de adolescentes y jóvenes de 15 a 19 años que declaran haber sido víctimas de ciberacoso al menos una vez en los últimos tres meses, el 92 % declare haber sido amenazados al menos una vez por redes sociales, incluido WhatsApp”. Pacheco agrega que “también preocupa que, del total de adolescentes y jóvenes de 15 a 19 años que señala haber sido acosado, solo un 3 % avisa o pide ayuda a un profesor o inspector; solo un 11 % avisa a sus padres, y solo un 12 % lo plantea a sus amigos. Esto llama a dar urgencia a la revisión de cómo nos estamos relacionando con adolescentes y jóvenes en cuanto a los espacios digitales, y nos cuestiona sobre qué tanto los hemos dejado solos o sin suficiente apoyo en el desarrollo de su identidad en redes sociales”.